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Particularidades del Mundial Rusia 2018.

Trofeo Mundial.

Entre los temas que circularon durante la disputa del Mundial hay algunos asuntos sobre los cuales nos parece especialmente importante decir algo.

El Hands. El juez Néstor Pitana le cobró hands-penal a un croata contra Francia luego de ver el Var. Hay mucha discusión aún, no sobre el papel que jugó el Var sino sobre la interpretación que el juez le dio a sus imágenes. Y aquí conviene recordar que la infracción hands (manos) apareció en el tercer cuarto del siglo XIX en Inglaterra con la separación del fútbol (foot-pie, ball-balón, balompié) del rugby, hasta ese entonces un solo deporte. La idea era proteger la especificidad del nuevo deporte autonomizado sancionando los remanentes del rugby, en especial la tentación de usar las manos para jugar (el rugby favoreció a su vez el uso de las manos imponiendo el balón ovalado, tan difícil de manejar con los pies). Posteriormente, ya terminada la tentación rugbista en el fútbol, la infracción se mantuvo para penalizar el uso de brazos y manos que sirviera para minimizar las consecuencias de un disparo contrario, impidiendo la continuación de su trayectoria o desviándola en beneficio del usuario de brazos y piernas y en detrimento de la intencionalidad y trayectoria del disparo o cabezazo del rival. Un primer problema aún no completamente saldado es hasta dónde se considera que el brazo es tal y no hombro o pecho, o qué combinación de brazo y hombro-pecho explica el desarrollo y resultado de la jugada. La antigua penalización del uso de las manos se traslada ahora al uso de los brazos, y qué es brazo y qué no en el cuerpo. Otro problema debatible es la intencionalidad de la utilización de manos y brazos: dado que los jugadores no pueden desprenderse de ellos, en qué medida su uso depende de su inseparabilidad del cuerpo o de la intención de intervenir con ellos en la jugada. Más sofisticadamente, un análisis especializado del movimiento del jugador sancionable podría decidir la intencionalidad, esto es, si el movimiento en cuanto tal hacía inevitable o no el contacto brazo-mano con la trayectoria del balón. Otro criterio secundario es la importancia de la alteración en la trayectoria que el complejo brazo-mano hubiera provocado.

En fin, es urgente que la Fifa realice un gran congreso mundial de especialistas que, analizando imágenes varias, trace normas para la interpretación de la intencionalidad e importancia que la incidencia del brazos-manos pudiera tener, sin dejar la interpretación a la a veces insuficiente cultura física de los jueces o del poco tiempo de apreciación de todo ello.

MAYOR ELASTICIDAD DE LOS BALONES. Quizás es un tema medio exquisito pero tiene una gran importancia, y la tuvo al favorecer goles en contra y fallas de los arqueros. En todos los deportes los útiles de juego tienden a ser cada vez más elásticos, o sea cada vez más fieles a los impactos que los impulsan, a perder menos impulso cuando chocan con un obstáculo, y a desviarse cada vez más del impulso inicial en favor del nuevo impacto sufrido. Esto implica que si antes un balón era despedido por un jugador, su choque en otro disminuía mucho su velocidad y alteraba poco su trayectoria final. Paulatinamente, no sólo el balón registra mejor la magnitud y calidad del impacto inicial, sino que disminuye menos su velocidad con el segundo impacto y altera más su trayectoria que antes. Del mejor registro de los impactos puede dar fe Muslera, que no pudo detener una trayectoria viboreante de una pelota que registró un impacto complejo inicial que balones menos elásticos no habrían registrado antes. Lo mismo le sucedió al croata Mandzukic en la final, cuando fue golpeado en la cabeza por un cabezazo de Varanne; la intención del francés era peinarla y bajarla, pero en ese camino pegó en la cabeza de Mandzukic y adquirió una trayectoria ascendente en lugar de la descendente que salió del cabezazo inicial de Varanne, sin perder tanta velocidad como habría perdido en pelotas anteriores. ¡Pobres los arqueros del siglo XXI!

Sin balones más elásticos hubiera sido imposible la invención del “chanfle”, porque la curva lateral intentada no hubiera podido sumarse, en un segundo momento de contacto, a los impulsos hacia arriba y hacia adelante básicos para definir la trayectoria del balón; pelotas aun más elásticas hacen posible la aparición del “chanfle con caída al arco detrás de la barrera”: la elasticidad del balón no sólo debía permitir el chanfle sino aceptar una caída abrupta luego de los impulsos adelante, arriba y curvado. El top spin del tenis, heredero de los “piques” del ping-pong, proporciona el mejor ejemplo de cómo debe ser el impulso final (cuarto impulso) para que haya caída luego de la curva (tercer impulso), del pasaje de la barrera por alto (segundo impulso) y del primer impulso básico hacia adelante. Los balones modernos deben ser capaces de registrar en sus trayectorias esta sutileza increíble del impacto de jugadores que pueden suministrar cuatro impulsos sucesivos al balón durante el impacto del pie con la pelota, con el resultado de balones que van adelante, arriba, en curva y abajo.

LA DIGNA ACTUACIÓN URUGUAYA. Uruguay ganó invicto su grupo –relativamente débil, es cierto– sin goles en contra, derrotó fácilmente a un local luego cuartofinalista, venció al campeón europeo reinante en octavos y con Cristiano Ronaldo, y perdió honrosamente en cuartos con el vicecampeón europeo y ahora campeón mundial. Nada que lamentar amargamente, nada que festejar ruidosamente, mucho que saborear al mantenerse en la cima de los ocho mejores del deporte más jugado y visto del mundo.

Se confirmó por enésima vez que Uruguay juega peor contra los consensuadamente peores o situados peor en las tablas, y que juega mejor contra los consensuadamente mejores o mejor situados en las tablas en el momento del partido. Prestigio y autoestima basados en la búsqueda de la hazaña y en el terror al ridículo conforman un complejo psicosocial probablemente nacional, que se revela repetidamente en el deporte, y más que nada en el fútbol.

El proceso Tabárez ha aportado triunfos, una continuidad a través del tiempo, un estilo de convivencia grupal y un respeto por los jugadores y grupos constituidos que lleva a un recambio generacional más lento que el técnicamente posible, pero que enfatiza la carencia de perjuicio a los grupos. De todos modos, están cambiando, no sólo el biotipo del jugador celeste –más adaptado al biotipo universalmente impuesto–, sino también la dotación técnica de los jugadores, lo que va permitiendo un volumen de juego mayor, mejores transiciones al ataque e intercambios de pelota, hacia un fútbol más mercadeable.

Un gran problema es la sucesión y utilización del legado y retiro progresivo del Maestro, y debe considerarse seriamente el mantenimiento de la viabilidad económica de clubes cuya abundancia explica en buena medida el descubrimiento de talentos, que podrían quedar sin detección si hubiera menos y económicamente más sólidos clubes. Dilema economía versus sociocultura.

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