Un testimonio que se reedita 32 años después de su primera publicación se vuelve un fenómeno que vale la pena considerar, entre otros aspectos, desde la historia de su recepción, dada la estrecha relación que este género discursivo entabla con sus circunstancias de aparición y el valor referencial que en general se le otorga. Más aún si hablamos de Mi habitación, mi celda, de Lilián Celiberti y Lucy Garrido, una narración referida a sucesos de las décadas del 70 y del 80 que se desarrollaron en el marco del Plan Cóndor, escrita entre 1987 y 1988 –en tiempos en que las presas políticas aún no habían hecho públicas sus voces–, editada por Arca en 1990 y recuperada en 2022 por la Colección Feminista Guyunusa de Sujetos Editores.1 La aparición de este libro se vuelve un encuentro de épocas, q...
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