El capítulo de la campaña electoral de esta semana giró alrededor del intento de Gustavo “Gucci” Serafini de ingresar a la política partidaria y la reacción de los frenteamplistas que, en términos generales, se manifestaron en contra de ser representados por alguien acusado de acoso y abuso sexual. Detrás del caso aparece el problema de fondo –la violencia de género en la política– y una posible respuesta que, en la forma de un protocolo, se está redactando.
Ante el absurdo,
hubo escépticos que aseguraban que no podía ser otra cosa que una noticia
falsa, pero también hubo previsores –o previsoras, mejor– que anticipaban que
era una cuestión de tiempo, que en cualquier momento iba a ocurrir algo
semejante.
El domingo, el cantante de música tropical Gustavo
Serafini, alias el Gucci, p...
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