Uruguay, según el Departamento de Estado de Estados Unidos, sería un paraíso para las inversiones estadounidenses si, además de mantener los privilegios impositivos, las zonas francas, los bajos niveles de corrupción, la ausencia de expropiaciones y la estabilidad política, se eliminaran las negociaciones salariales tripartitas y el derecho a la ocupación de lugares de trabajo, y se metiera en un redil los sindicatos “fuertemente izquierdistas, antimperialistas y anticapitalistas”.
La “globalización”, tal cual la popularizan los “analistas”
y los actores políticos, impone a los más débiles –los productores de materias
primas, los países atrasados tecnológicamente, los dependientes de inversiones
directas– la ecuación globalizarse o morir. Ese aggiornamiento impone aceptar
las reglas de...
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