Una cuerda fina separa los cuerpos con hambre de la olla repleta. La fila silenciosa se extiende unos metros en la tarde fría. Los tápers de varias formas y colores se llenan con un guiso caliente, que se acompaña de pan y una manzana, y se vacían, sin apuro, en el borde de algún muro de la plaza Juan Ramón Gómez.
La olla popular, en la esquina de Durazno y Minas, funciona desde finales de marzo y entrega más de 160 viandas en los días que se cocina. Es sostenida por un grupo de vecinos que, interpelados por la situación social, querían ayudar de alguna forma, explicó Antonio, uno de los organizadores.
Los ingredientes llegan, en su mayoría, por vecinos, sindicatos, organizaciones y comercios de la zona. Antonio cuenta que al principio las donaciones eran cuantiosas; ahora, sin emba...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate