En la muñeca de una de sus manos, Sebastián Marset tiene tatuadas tres letras que lo identifican, que lo definen: PCU. Es la sigla de Primer Cartel Uruguayo, un grupo criminal investigado en Uruguay por la amenaza a la fiscal Mónica Ferrero y el atentado con bombas molotov contra la sede de la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas (DGRTID). Las iniciales del grupo se detectaron, como una rúbrica, en decenas de ladrillos de cocaína incautados en operativos antidrogas en Uruguay y en la región.
Con esa marca en su piel, deambula por el mundo con paradero desconocido. Marset –un joven criado en el Cerrito de la Victoria, que se convirtió en jefe de una organización criminal con tentáculos en varios países de la región– está prófugo de la Justicia paraguaya gracias a ...
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