Nada se pierde, todo se transforma - Brecha digital
Violencia narco en Rosario

Nada se pierde, todo se transforma

La Chicago argentina, desde principios del siglo XX, es una ciudad con puerto de aguas profundas que busca transportar los cereales del campo santafesino al mundo y un Estado laxo que no logra ordenar el contrabando, el lavado de dinero ni el crimen organizado desde hace por lo menos 20 años.

↑ Marcas de algunas de las balas que fueron disparadas sobre el supermercado perteneciente a la familia de la esposa de Lionel Messi en Rosario, Argentina, el 2 de marzo Afp

Esa es la realidad rosarina, que, sin embargo, recién fue visibilizada por la prensa del mundo a causa de 14 balazos que perforaron la persiana de un supermercado del suegro de Lionel Messi, capitán de la selección de fútbol campeona del mundo.

Durante 2022, se produjeron 288 asesinatos violentos en el departamento de Rosario, de los cuales 250 ocurrieron en la ciudad. En lo que va de 2023, ya se cuentan 63, es decir, casi un muerto por día. Las disputas territoriales entre bandas narcos son las que alimentan esas estadísticas criminales, que cuadruplican desde 2020 la media nacional de crímenes.

Los cabecillas de las principales bandas terminaron presos y separados en cinco penales federales diferentes, lejos de Rosario. Guille Cantero, el líder de la banda Los Monos, está detenido en la cárcel de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, pero sus contactos rosarinos hacen sospechar que la balacera que sufrió el frente de esa prisión en noviembre de 2022 lleva la firma de su autoría.

POBREZA, AUSENCIA DEL ESTADO Y DELITO

Según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, la pobreza en el área del Gran Rosario asciende a 31,2 por ciento y la indigencia, al 3,6 por ciento, mejorando las mediciones anteriores, que se ubicaron en 39,4 y 10 por ciento respectivamente. Unas 416 mil personas son pobres en el Gran Rosario y 48 mil son indigentes. Semejantes datos ayudan a entender el contexto de violencia y delito que sacude a la ciudad de Rosario.

«A diferencia de otros mercados del delito, Rosario sufre una fragmentación del mundo criminal y un Estado provincial débil que no logra intervenir como organizador o protagonista dominante en crímenes violentos ni de guante blanco», sentencia a Brecha el exministro de Seguridad de Santa Fe Marcelo Saín. El hombre sabe de qué habla. En 20 días saldrá a la luz su libro Ciudad de pobres corazones. Estado, crimen y violencia narco en Rosario (Prohistoria, Rosario).

Saín fue viceministro de Seguridad en la provincia de Buenos Aires entre 2002 y 2003; en 2004, el entonces presidente, Néstor Kirchner, lo nombró interventor de la Policía Aeroportuaria, y en 2011 alcanzó una banca como diputado provincial, que dejó en 2015. Con la llegada del Frente de Todos al poder en Santa Fe, el gobernador Omar Perotti lo designó ministro de Seguridad. Saín fue un crítico histórico de las mafias policiales y acuñó el término comisarización de la política de seguridad para aludir a la delegación que hace el poder político a la Policía en las cuestiones de seguridad a cambio de mantener a raya a los delincuentes. Como contrapartida, la Policía administra el delito con los delincuentes.

«La respuesta a la ola de crímenes en Rosario ya no la tiene la clase política santafesina. Depende de una fuerte decisión del gobierno nacional», sentencia Saín. «Habrá que establecer un pacto entre Santa Fe, la nación y los protagonistas económicos de esta historia para llegar a una solución.»
Por protagonistas económicos Saín alude a la producción y las finanzas de la provincia. «Tengamos en cuenta que Rosario nunca fue fundada. Era un puerto gestionado por genoveses por donde circulaba buena parte del contrabando del río Paraná, que habilitaba una economía informal que se mantiene hasta hoy. Y en torno de esa actividad económica se fue levantando la actual ciudad.»

Efectivamente, Rosario es la tercera ciudad en volumen económico del país, fruto de la producción agrícola y ganadera de la provincia de Santa Fe, que tiene en el puerto una vía de salida de esos productos. Hasta 2015, tenía el PBI más grande de Argentina y el segundo más importante de América Latina gracias a la actividad agropecuaria, el tráfico comercial que baja por el río Paraná desde Bolivia y Paraguay, y actualmente la fuerte actividad financiera sin controles rigurosos de parte del Estado.
Una investigación judicial detectó cómo lavaba dinero la banda Los Monos y permitió descubrir bienes adquiridos entre 2010 y 2014 por 51 millones de pesos, embargados en 2017. Esos bienes incluían plazos fijos bancarios, propiedades urbanas y rurales, automóviles y pases de jugadores de fútbol de la ciudad. No es el único caso. Un traficante internacional de cocaína, ahora condenado, fue quien le vendió al club Rosario Central el predio donde actualmente entrenan los jugadores de primera división. En el barrio Granadero Baigorria, la municipalidad contrataba un servicio de remises cuyo propietario es un empresario condenado por narcotráfico. El circuito del dinero se desplaza sin identidad entre narcos, empresarios, sicarios, mesas de dinero y funcionarios públicos. «Nada se pierde, todo se transforma», como dice la canción de Jorge Drexler.

«La violencia que padece Rosario tiene que ver con situaciones que el sistema penal recién empieza a ver y tratar de entender. Hay toda una capa de sectores medios y altos en la sociedad que demandan sustancias para consumos recreativos y así reciben dinero para financiar la evasión tributaria. Si vamos duro contra el crimen, nos vamos a encontrar con actores que no son los de siempre. Por ejemplo, en Rosario se puede construir un rascacielos y el Estado no va a preguntar de dónde salió el dinero para ese edificio. ¿Dónde va el dinero del crimen? ¿Cómo es que no queda dinero de los millones que produce la droga en los barrios? Tengo sospechas», cierra enigmático Saín. Tal vez por eso fue destituido de su cargo como ministro en marzo de 2021 y luego de la Dirección de Investigaciones del Ministerio Público de la Acusación, también en Santa Fe, y le promovieron dos causas penales.

Más allá de los 14 disparos contra la persiana del comercio ligado a la familia Messi, queda una trama de negocios compartidos entre las bandas narcos, funcionarios políticos y policiales del Estado y actores económicos que no se ensucian las manos gatillando una pistola. Ahora mismo, Rosario sigue desangrándose al cierre de esta nota.

Artículos relacionados