Leer Cuando creíamos que la vida era una línea recta, de Margarita Azpiroz, en las mañanas de enero tuvo para mí algo de esotérico: es un texto que puede llevarnos a encontrarnos con nuestros propios antepasados. La presencia de una muerta que descansa entre los vivos sirve como punto de partida para los relatos de tres mujeres que se van trenzando como el punto cruz que tejía y destejía la madre de mi padre.
Una casa antigua, grande, como de abuelos, se encuentra llena de personajes que van y vuelven en diferentes épocas. Todos se encuentran rodeados de misterios que quedan por fuera de la mirada de los demás. Lo interesante de la prosa de Azpiroz está, justamente, en no querer develar todo, en trabajar con la memoria para sentir la compañía de los muertos y no con el fin de utilizar ...
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