Podemos decir que Mar del Plata es la ciudad peronista por excelencia: una que se ha visto concurrida y habitada por un amplio espectro social desde que Perón la convirtió en un balneario para sindicatos de obreros y empleados en 1954. Quizá por esto y por ser organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales –y, por lo tanto, llevado adelante por la Presidencia de la Nación–, este festival tiene un carácter fuertemente popular: se trata de un evento cultural que, como pocos, moviliza a la gente del balneario: en las plazas, en los cafés, los marplatenses aprovechan para preguntarle a cualquier transeúnte identificado con una acreditación del festival qué película recomienda, qué pueden ir a ver. Y no es para menos: con entradas generales a 200 pesos argentinos (unos 30 pesos ...
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