Los republicanos llegaron a estas elecciones, en las que se jugó el control del Congreso y los gobiernos de 36 estados, con casi todo a favor y en ancas de encuestas de opinión y análisis de expertos que pronosticaban un «maremoto rojo», el color del Partido Republicano. Siete de cada diez votantes estaban «insatisfechos» o «enojados» con la situación del país; casi el 76 por ciento de los votantes definían el panorama económico como «malo» o «no bueno», y la inflación ronda la cifra más alta en cuatro décadas. La popularidad del presidente demócrata Joe Biden apenas se asoma por encima del 40 por ciento, y hay familias furiosas por la introducción de la identidad sexual en el currículum escolar y los embates que la pandemia ha causado en la enseñanza. Añádanse a esto lo que lucía como un...
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