Ranchos de madera, suntuosas casas de veraneo, puertos, rutas, ramblas, gente arraigada, gente que viene y va. Todo afecta a los 670 quilómetros de la costa uruguaya, compuesta en su mayor parte por playas arenosas sometidas a un estrés que se agrava debido a los efectos del cambio climático. El aumento del nivel medio del mar, la creciente frecuencia de eventos meteorológicos extremos y el calentamiento de los océanos se han convertido en la mayor amenaza para los ecosistemas costeros, ya castigados por las urbanizaciones caóticas y la infraestructura construida a metros del agua. Uruguay, uno de los países que menos aporta al efecto invernadero, será de los más afectados por este fenómeno a nivel continental, según proyectan estudios internacionales a 2050 y 2100.
La situación es pre...
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