Decía tiempo ha el italiano Andrea Camilleri –lo podría haber dicho cualquier otro escritor de novelas policiales– que un buen libro de serie negra no puede dejar de responder una de las interrogantes más elementales que se hacen quienes pretenden esclarecer un crimen: ¿cui prodest?, ¿a quién beneficia? Si el policial en cuestión no responde a esa pregunta, no podría ser considerado jamás un buen policial.
Con esa lógica fue que razonó Jeffrey Sachs, un economista estadounidense formado en Harvard que en su momento defendió las «terapias de choque» neoliberales y al que sería temerario calificar de prorruso, para sostener lo absurdo que resulta atribuir a Moscú la responsabilidad de los recientes sabotajes del Nord Stream 1 y el Nord Nord Stream 2, los gasoductos construidos para lleva...
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