Si alguna vez «el Kennedy» supo de buenas épocas fue hace más de medio siglo, cuando los gobernantes del momento lo fundaron como barrio obrero para construir el Club de Golf de San Rafael y sus mansiones circundantes. Después, librado a su suerte por intendencias de todos los colores, creció, semioculto en el bosque de pinos y eucaliptus que lo vio nacer, hasta convertirse en un asentamiento irregular, huérfano de servicios públicos para su gente. Ahora está cada vez más cerca de una inexorable desaparición, promovida por el intendente nacionalista Enrique Antía desde que ganó su segundo gobierno departamental, en 2015.1 Durante el período pasado, la Intendencia de Maldonado (IDM) compró la tierra para el realojo y desarrolló casi el 50 por ciento de las obras de infraestructura, aunque ...
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