Y es que proponer el Museo Sitio de Memoria ESMA, ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio, a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco es no solamente dar un paso más contra el olvido, sino, además, un envite a la comunidad internacional de crucial importancia para esta tierra latinoamericana arrasada, donde el terrorismo de Estado sigue disfrazándose cínicamente de defensa de la democracia. Brecha estuvo presente en el auditorio de la Corporación Andina de Fomento, donde se presentó la iniciativa, y conversó con Alejandra Naftal, directora ejecutiva del museo y con Mayki Gorosito, coordinadora de Cooperación Internacional.
—¿Cuál fue el recorrido que hizo hasta ahora la postulación, que entiendo ha sido largo y complejo?
Alejandra Naftal —Unesco es una organizac...
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