«A los 13 años dije: “Quiero ser mujer. No les voy a pedir a mis padres que me banquen la vida que quiero tener, quiero comprarme las cosas yo”. Y ahí empecé en el ambiente de la prostitución; ahí fue cuando empecé a ser trans», contó.1 Comenzó en la avenida Aparicio Saravia, en la zona roja de Maldonado, donde conoció la pasta base y soportó el maltrato de las trabajadoras sexuales trans más veteranas, que le disputaban el territorio.
Verónica fue explotada sexualmente hasta que la recluyeron en el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) de Maldonado, donde los funcionarios la obligaron a vestirse como varón. Cuando cumplió 18, recobró la libertad, pero en 2012 volvió a caer presa en la Unidad N.o 13 Las Rosas. «Moraleja de todo esto: me dieron la libertad y estuve dos año...
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