«Un coche negro avanza por el camino que lleva al pazo de Meirás. Dos de sus ocupantes son militares de uniforme: un cabo y un capitán. Detrás va la Señora [Carmen Polo, esposa de Franco], que pronto será la dueña y ha querido hacer una visita privada a su nueva posesión. Junto a ella, un clérigo con las manos cruzadas sobre el regazo. La Señora abre uno por uno los cajones. Manuscritos, apuntes, todos atados con cinta azul. Apenas ojeados los títulos los deja otra vez en su sitio. Cartas, muchas cartas, remitidas algunas por gente que la Señora no conoce, otras por nombres como Benito Pérez Galdós, Marcelino Menéndez Pelayo, José Lázaro Galdiano, Francisco Giner de los Ríos, Vicente Blasco Ibáñez, Leopoldo Alas. Sin alterar el rostro comienza a leer; selecciona una frase aquí, otra allá,...
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