En doble clic en un correo electrónico marcado como spam fue suficiente. El virus infectó la computadora y se desperdigó por el sistema operativo, tras lo cual comenzó con el «secuestro de información» de la Armada. El ransomware (o sea, el programa secuestrador) comenzó a encriptar y robar la información del sistema. El ciberataque, cuyo origen se desconoce, bloqueó el acceso de los funcionarios a las computadoras.
La alerta del robo también llegó por esa vía. La Armada recibió un mail en el que se informaba que se había accedido a claves de usuarios y contraseñas de computadoras –tenía adjunto esas claves y contraseñas– y que se había robado documentación interna. El correo incluía un «pedido de rescate» por esa información: se debía pagar 5 mil dólares para acceder a un sitio, para ...
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