Quizás se trate de una crítica salvaje. Pero no es lo que usted imagina. No hay juicios virulentos, ataques desmedidos o gratuitos, falta de criterio ni mala educación en el sentido de carencias lingüísticas, técnicas o teóricas. Si se imagina algo así, usted está adentro. ¿En el interior de qué? De un orden institucional, es decir, normado, reglamentado, en el que la crítica es la voz autorizada para hablar de hechos culturales y para hacerlo de cierta manera. La crítica concebida como una función pública doble, tal como lo entendía Ángel Rama: mejorar a los escribientes y guiar a los lectores. Un servicio. Se trata de un adentro del periodismo cultural, lo que supone, además, otras condiciones: relevancia, borramiento de la huella subjetiva, claridad, economía.
Esta perspectiva civil...
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