Ida que vida a vida, muerte a muerte
Das fuego a sombra, en la ceniza llama,
Asombras si iluminas, verde rama,
Volviéndose la brisa al esconderte.
Ida, no huída, Mozart te converte,
Te quiere musical pues te proclama
Al par de geometría panorama
La infantil armonía de lo inerte.
En voz, en canto, en paso minuetoso
A veces, risa, a veces, pensamiento,
Mejor que el teorema cadencioso
Irás, por irte huyendo, breve viento,
Cortante acero, llano presuroso,
O número de puro sentimiento.
José Bergamín, 19472
Margarita Muñiz —¿Qué preguntar después de tantas entrevistas? Si bien ya ha hablado muchas veces de los primeros años, de la importancia de su familia, de esa transmisión, tal vez nos gustaría empezar por ahí. En este presente, en este instante ...
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