Es un misterio por qué las historietas de Forsman terminaron siendo series de televisión: no es un autor masivo ni de culto. El medio que eligió para publicar –los minicómics– es más bien underground. Sus protagonistas son seres quebrados, sus temas, oscuros, y su mirada, absolutamente desolada. Antes de que The End of the Fucking World (TEOTFW) se transformara en una serie televisiva producida por Channel Four, en Reino Unido –y distribuida internacionalmente por Netflix–, Forsman era relativamente desconocido. Es verdad que en 2013 sus minicómics se transformaron en una novela gráfica publicada por Fantagraphics (que fue la que el director Jonathan Entwistle encontró en una tienda de Londres), pero su contenido no auguraba de ninguna manera el destino que tendría.
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