El espionaje militar y policial al general Liber Seregni, instalado cuando fue libertado, en 1984, permitió a los aparatos de inteligencia adelantarse al proceso de recomposición de la dirección del Frente Amplio y visualizar el papel de la coalición en el proceso político hacia las elecciones, pautado por un enfrentamiento entre los partidos tradicionales y las disyuntivas sobre la desproscripción, parcial o total, de dirigentes y organizaciones. El ritmo político parecía girar, en marzo de 1984, en torno al futuro político de Wilson Ferreira Aldunate.
Transcripciones de intervenciones telefónicas ilegales ubicadas en archivos del
Ejército revelan que el general Liber Seregni, su familia y su entorno fueron
objeto de un sistemático espionaje de la inteligencia militar desde el mismo
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