Alemania, Francia e Inglaterra se propusieron, en 1977, crear un símil del Plan Cóndor en Europa para combatir el terrorismo y la subversión. Así lo revelaron los documentos recientemente desclasificados por el gobierno de Estados Unidos.
La eficiencia que
alcanzó en dos años de existencia –exterminando “enemigos”, asesinando
políticos opositores, masificando la desaparición forzada, robando niños–
convirtió al Plan Cóndor en un ejemplo virtuoso de trasnacional represiva. La
manera en que las dictaduras de Sudamérica (Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile,
Bolivia, Argentina, y después Perú y Ecuador) lograron, a fines de 1977, por
encima de sus particularidades y a caballo de sus coincidencias ideológicas, un
nivel inimaginado de terrorismo de Estado colectivo sedujo a los servicios de
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