La emergencia de Vox –un partido que hasta hace poco tiempo prácticamente no existía– en las últimas elecciones andaluzas habla del ascenso en España de una ultraderecha que parecía estar contenida dentro de las filas del Partido Popular y que ahora se expande a sus anchas.
Todo ha sucedido en apenas un mes. En los primeros días de octubre las redes sociales bombardeaban las pantallas con una imagen que inoculaba el miedo bajo la piel de muchos y empoderaba las acciones de otros. El Palacio de Vistalegre, de Madrid, lugar recurrente para los grandes encuentros de carácter político, donde se han celebrado por ejemplo los momentos clave de Podemos, se llenaba de banderas nacionales españolas y de simpatizantes de Vox para arropar a su líder, Santiago Abascal, en el relanzamiento de su cam...
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