Muy activo como técnico de sonido, productor y guitarrista, Santiago Montoro mostró sus primeras composiciones a fines de los años noventa. Su primer disco, La vida breve, se editó en 2001 en España. Fue el único que salió por un sello: los demás son todos independientes, una postura que él abraza por convicción. Su independencia no es sólo empresarial sino también artística.
Su camino es único. Uno se ve tentado de encuadrarlo en alguna etiqueta, porque tiene cercanías con varias, pero ninguna cierra. Es rock, pero no en el sentido de agite, peso, volumen fuerte o un nicho específicamente juvenil. Cuando algo suena a rock (guitarra eléctrica, bajo, batería, canto extrovertido, predominio de rasgos de estilo anglófonos) pero no tiene ese peso, se dice que es “pop”. Cabe decir que Montoro hace pop, pero tampoco en el sentido de liviano, bailable, adolescente. A las personas que hacen un pop serio, refinado, adulto, se les dice cantautores, y objetivamente Montoro es uno (canta canciones de su propia autoría), pero su sonido es muchas veces fuerte y eléctrico y la música tiene una neta primacía sobre los textos. Entonces tampoco se lo puede definir simplemente así. Además, Montoro es un cantante suelto y expresivo, pero la guitarra llama mucho más la atención (es un excelente instrumentista, y un buen cantante). También tiene rasgos de estilo de jazz, pero, pese a la presencia de un aislado surco instrumental en su nuevo fonograma, lo suyo son las canciones. Además, los uruguayos que curten jazz eléctrico suelen asociarse al candombe, mientras que lo de Montoro contornea todo signo identitario, salvo el dialecto (usa la pronunciación y gramática de acá). Lo más regional de este disco nuevo alcanza nomás a países cercanos (“Duermevela” tiene un ritmo hemiólico argentino, y el rasgueo de “Pregunta” suena medio andino).
Además de tener la magia de resultar indefinible, Jardín, su disco nuevo,1 está lleno de ideas musicales y muy bien realizado. Gustavo Etchenique toca la batería, Nacho Mateu el bajo eléctrico, Antonino Restuccia el contrabajo, Santiago canta y toca las guitarras (acústicas y eléctricas) y la mayoría de los teclados. Los arreglos son muy cuidados y están llenos de detalles inesperados, combinaciones fuera de lo común, y todo suena, es decir, se distingue, tiene pegada y swing. No hay un solo encadenamiento armónico banal, o una construcción melódica pobre. Algunas melodías más “activas” (que llevan la música) se corresponden a las canciones con letra propia. Cuando musicaliza poemas de Eduardo Nogareda (la mitad de los surcos), su enfoque tira hacia una especie de melodía declamada, recurso poco común en la música popular pero muy usado en la música erudita. Algunas de las canciones son casi collages, es decir, están llenas de rupturas abruptas de ritmos o incluso de estilos o especies musicales. Y aun en varias de las músicas con un concepto más íntegro hay cambios de compás o saltos hacia armonías distantes. En la tímbrica, hay una preferencia por sonidos de teclado medio retro, y muchas veces la banda está intervenida por ruidos (el tema “Jardín” casi que transcurre en una ambientación sugerente de ruidos producidos, creo, con la guitarra eléctrica). Hay una gran amplitud de expresión, entre lo luminoso y lo melancólico. Los textos lidian con incertidumbres, misterios, amor.
Algunos momentos especialmente destacados, en mi opinión, son “Pregunta” (con su dinámico compás de 11 y una participación fantástica del violinista Sebastián Petruchelli), “Carta para un fantasma” (especialmente la intervención de un masivo coro de Santiagos Montoros superpuestos que aparece a modo de interludio), “Jardín”, que da nombre al disco, y la instrumental “Formana”.
Santiago se va a presentar en el ciclo Música Mvd de las Artes, en el Centro Salesiano (Batlle y Ordóñez y avenida Sayago) mañana sábado 13 a las 20 horas. Es una buena oportunidad para ver a ese músico tan creativo. El ciclo incluye otros números formidables (antes de él, a las 19 horas, toca Lucas Lessa, y luego cierra la velada Hugo Fattoruso).
- Producción del intérprete, 2017. Disponible para bajada o escucha en línea en las plataformas más comunes (Bandcamp, Spotify, etcétera) y en www.santiagomontoro.com