Poco antes de morir, en 1910, Mark Twain terminó de escribir la novela “44”, que no llegaría a ver publicada. Una versión vilmente tijereteada fue la que circuló por décadas hasta que finalmente se hizo justicia. Ahora, los lectores en español pueden leer la edición completa de la última obra del escritor, sobre el que William Faulkner dijo: “Toda la literatura estadounidense viene de los bolsillos del chaleco blanco de Mark Twain”.
Ah, la parentela de los escritores muertos; legión variopinta en la que abundan los aprovechadores, deseosos de explotar algún escrito que el finado dejó sin publicar, ávidos por el tintinear de las regalías que caen tras la carátula de “obra póstuma”. En los últimos tiempos, el ejemplo más caricaturizable ha sido el del chileno Roberto Bolaño, cuyos manuscr...
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