Estaba en Córdoba decidiendo si iba al norte, a la casa de Atahualpa Yupanqui, en Cerro Colorado, o al sur, a encontrarme con su hijo Roberto “Coya” Chavero. Roberto dijo: “Andá a la casa de mi padre, que te va a cerrar su obra”. Hice caso, y el paisaje, la casa-museo y la guía Griselda Ybarra me obsequiaron un cierre tridimensional.
—Atahualpa vino aquí atraído por las pinturas rupestres del Cerro Colorado y sus adyacentes.
—Unas 35 mil pictografías lo convierten en el yacimiento arqueológico más importante de América Latina, y uno de los principales del mundo. Don Ata vino por primera vez en 1938, al año siguiente volvió e hizo amistad con don Patricio Barrera, poeta y guitarrero de la zona. El padre de Patricio estaba inválido, Atahualpa le hizo la promesa de visitarlo y guitarrea...
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