Quien haya despertado el martes con la noticia de la muerte de alguien llamado Tzvetan Todorov y haya querido saber quién había sido habrá tenido que invertir un poco más que los usuales 15 minutos que se aconseja dedicarle a las noticias antes de salir a la calle. Para algunos era un “crítico literario e historiador del mal”. Para otros era un “humanista fantástico”. Alguien más subió la apuesta y lo ungió “apóstol del humanismo” y el de más allá lo volvió un “humanista insumiso”. Para los argentinos de La Nación, Todorov era “el intelectual que convirtió la literatura en una herramienta para estudiar la memoria”, mientras que el diario The Times of Israel fue directo a lo suyo: Todorov era un “teórico de la literatura y pensador del Holocausto”. Para Le Monde era un “ensayista e historia...
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