La masacre del domingo 1 en Manaos se convirtió en la segunda mayor matanza en una cárcel brasileña, sólo detrás de Carandirú (1992), en San Pablo, en la que murieron 111 reclusos, y no a manos de otros presos sino de la Policía Militar. Según Luis Carlos Valois, juez penal del tribunal de justicia del estado de Amazonas, que hizo de negociador en la pacificación de Manaos, esta matanza habría sido “mucho peor” que la de San Pablo, y recuerda que en Amazonas murieron 56 de un total de 1.200 presos, mientras que en la prisión paulista fueron 111 de 10 mil presos. “Las proporciones nuestras son mucho peores y el grado de violencia es algo indescriptible”, dijo.
Las imágenes de miembros amputados, cuerpos sin cabeza, y los verdugos atrás riéndose dejaron conmocionada a la sociedad brasileñ...
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