“Romina no lo pensó demasiado. Nerviosa entró a la farmacia, amenazó a la empleada con la hoja de una tijera y se llevó los 500 pesos que le aseguraron era todo lo que tenían en la caja. Sin planificación ni mucho cálculo de las consecuencias, resultó más un acto guiado por la impulsividad propia de quien, en sus casi infantiles 14 años, sintetiza rasgos de torpe ingenuidad con el osado descaro producto de las soledades y amenazas enfrentadas en prolongadas jornadas en la calle. Todavía no los había gastado totalmente, cuando a poca distancia del comercio asaltado fue capturada por la Policía.
Al momento de evaluar su conducta, el tribunal, a pedido de la fiscalía, le sumó al año mínimo que ‘cuesta’ una rapiña, las risas de una adolescente que durante el interrogatorio realizado en la a...
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