La producción viene del Teatro Colón de Buenos Aires y una anécdota que da la idea de las dimensiones de su escenografía es que una de las puertas era tan grande que no pudo franquear la entrada del Estudio Auditorio del Sodre. Los derechos de la obra, en cambio, pertenecen al Stuttgart Ballet (Alemania), que Cranko fundó y dirigió de 1961 a 1973 y llevó a la altura de las mejores compañías del mundo.
No es la primera vez que el Bns encara una producción de estas características, y la obra no será del todo desconocida para los amantes del ballet, que seguramente recordarán la presentación de Tatyana, montada en 2012 en el Teatro Solís por la Companhia de Dança Deborah Colker, una pieza contemporánea pero de fuerte impronta clásica, también basada en la novela en verso de Pushkin, pero c...
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