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El juego de la mosqueta

En dos décadas el Mercosur pasó de acuerdo de libre comercio a proyecto de bloque político para disputar poder en un mundo convulsionado. Ninguna de las dos propuestas consiguió adhesiones suficientes como para convertirse en política de Estado. Más allá de las coyunturas, parece ser el punto flaco de la integración regional.

MERCOSUR por Ombú.

Cuando el ex presidente Luis Alberto Lacalle dijo que el Mercosur debería “volver a las raíces para hacer lo que quisimos hacer y establecer nuevas áreas de comercio, que le conviene a todo el mundo”, estaba diciendo una pequeña verdad en un mar de falacias. Le erró feo cuando afirmó que la alianza regional “se convirtió gracias a la influencia del presidente Chávez en un club político de gobiernos”. Lacalle parece desconocer que la apuesta del venezolano Hugo Chávez nunca fue el Mercosur (ya que puso en pie la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, Alba), y era el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva quien tenía la ambición de convertir al bloque regional en referente político, en un camino distinto al que se dieron los presidentes de las cuatro naciones que su...

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