Estaban allí, en medio de una multitud de personas que compartían un elemento común: ser víctimas o parientes de las víctimas del Cóndor. Pero ellos tres se reconocían por un vínculo más estrecho: eran los hijos del Cóndor.
En la atestada sala Amia donde sesionó durante tres años el Tribunal Oral Federal 1 de la ciudad de Buenos Aires en la megacausa de la operación Cóndor, Mariana Zaffaroni, Anatole Julien y Macarena Gelman escucharon con atención las condenas a los 15 terroristas de Estado trasnacionalizados, y en especial cuando el presidente del tribunal mencionó al coronel uruguayo Manuel Cordero y al agente de la Side Miguel Ángel Furci. Para Mariana debe de haber sido un impacto especial ver a Furci a pocos metros, sentado frente al estrado del tribunal, el único de los represore...
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