El 18 de abril de 1975 el general Gregorio Álvarez, comandante de la División de Ejército IV, que tenía su sede en Minas, llegó a la ciudad de Treinta y Tres para encabezar el desfile que tendría lugar al día siguiente, con motivo de un nuevo aniversario del desembarco de los 33 orientales en la playa de La Agraciada, en 1825.
Esa misma noche se hizo presente en el cuartel del Batallón número 10 de Infantería, donde supervisó una despiadada sesión de torturas a un grupo de 25 personas pertenecientes a la Unión de Juventudes Comunistas (Ujc) que habían sido detenidas unos días antes, en el marco de una ofensiva contra la organización en el interior del país, liderada por el propio Álvarez.
Las torturas las dirigió el militar Pedro Buzó, al que Álvarez llevó hasta la capital olimareña ...
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