Aunque suene tecnocrático a muchos oídos, una buena parte del progreso humano de las últimas décadas se debe al aumento exponencial de los niveles de coordinación entre los investigadores y la mayor disponibilidad de evidencia científica sobre cómo funciona el mundo físico y social. Es cierto que nada de esto procede de forma linealmente acumulativa. Tampoco gratuita: algunos procedimientos prosperan, otros fracasan; algunas agendas de investigación se imponen sobre otras. Pero el resultado principal de la coordinación de la investigación científica, cada vez más global, es la potenciación a niveles inimaginables de la acumulación de conocimiento.
Nada muy misterioso. Como se ha dicho tantas veces, no hay superhéroes en el progreso científico, sino una acumulación sostenida de recursos ...
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